Desde hace poco más de dos décadas, Perú viene perfilándose como una de las economías más estables de la región; su baja inflación y sus perspectivas de inversiones tanto públicas como privadas, hacen vislumbrar un crecimiento de su PBI, ($215.000 MLLS) el cual puede verse afectado seriamente, si no se toman los correctivos pertinentes que eviten su desaceleración.
Las vicisitudes refieren los desencuentros entre el ejecutivo y el legislativo, seguidos del poder judicial y el ministerio público, dificultando el manejo político y legal respectivamente del país, llevando a la ciudadanía, a un estado ulterior de desconfianza.
El gobierno no es consiente que su elección fue producto de un anti voto, y la mayoría legislativa, no asimila el hecho de no haber ganado las elecciones, en tal suerte, que tenemos un presidente que se rodea de ministros y sobretodo asesores que quedaron del gobierno de Ollanta Humala, actualmente preso, que lo enfrentan políticamente con esa mayoría legislativa, léase fuerza popular, y encima que lejos de brindarle algún apoyo estas bancadas de izquierda, (lo digo en plural porque están divididas entre sí), son finalmente confrontativas de las propias propuestas del mismo ejecutivo.
PPK Kuczynski y Keiko Fujimori tuvieron encuentros para el dialogo en dos oportunidades. La primera auspiciada por el primado de la Iglesia Peruana, Monseñor Cipriani y posteriormente, a iniciativa de ambos movimientos, vale decir: Peruanos Por el Kambio (PPK) y Fuerza Popular, cuya lideresa, con más de 70 congresistas de 130 es Keiko Sofia Fujimori.
De la primera reunión de diálogo, no se sacó ningún acuerdo, solo coloridas portadas y pantallazos de televisión de ambos dándose la mano para los medios de comunicación masiva; es más, los desencuentros y denuestos por parte de la gente que rodea a ambos no se hicieron esperar en torno a los temas concernientes al indulto de Alberto Fujimori y la pérdida de confianza por parte del legislativo hacia ministros y gabinetes que terminaron en censura.
Como era de esperar, la política cotidiana en vez de desarrollar planes y estrategias de acción para sacar el país adelante, fueron reemplazadas por los constantes enfrentamientos e insultos de muy bajo nivel, a la sazón, el presidente se ausentaba del país para atender invitaciones propias de su investidura, que resultaban irrelevantes para el país frente por la coyuntura.
A la par, la lideresa de fuerza popular optaba por el silencio y el ostracismo muy inconveniente para el momento de tensión que ambos movimientos protagonizaban en detrimento del país postergando acciones necesarias para echar a andar la economía, que actualmente muestra una preocupante desaceleración del 4%.
Así, improductivamente entretenidos, presidente de la nación y lideresa del movimiento más grande del congreso de la república, provocaron un nefasto limbo para la toma de decisiones por parte del ejecutivo y la dación de leyes necesarias del lado del legislativo.
Las consecuencias no tardaron en presentarle a la población, situaciones preocupantes en torno a la seguridad del país (sicariato, extorción, robo agravado) en todos los niveles y estratos sociales con el irremediable freno de la inversión, tan necesaria para la creación de puestos de trabajo y por ende una mayor recaudación, con todas las implicaciones que ello representa para el Estado.
El congreso comienza a experimentar un repudio por parte de la población, que cada vez cree menos en la clase política, pues se le consideran que cobran mucho para lo que hacen, y más aún la situación se tensa cuando los parlamentarios comienzan a preocuparse más, por tener una cámara alta en medio de una gran desaprobación por el escándalo cotidiano que muchos congresistas protagonizan.
Sin embargo las últimas dos semanas, ejecutivo y legislativo (Kuczynski y KeiKo), coincidieron ambos, en la necesidad de llevar a cabo un diálogo, que tiene como objetivo enrumbar la recuperación económica del país y así poder atender con mayor eficacia los requerimientos en seguridad, salud, educación, trabajo y lucha contra la corrupción, que la ciudadanía demanda urgentemente.
De ello dependerá, en el caso de la lucha contra la corrupción, que el poder judicial y el ministerio público trabajen políticas conjuntas de justicia que envíe a la cárcel a los actores implicados en corrupción que hicieron perder, según cálculos muy conservadores, más de 10 mil millones de dólares ($10 MLLS) en las obras asignadas en las últimos tres administraciones, que ya no permita que los peces gordos de anteriores gobiernos sigan fugando al extranjero.
También definir con aplomo, por parte del gobierno, el indulto de Alberto Fujimori, actualmente diezmado por el cáncer y su avanzada edad y, que cuenta con cerca del 70% de aprobación por parte de la población, que ve estupefacta e impotentemente, como los altos mandos del movimiento criminal "sendero luminoso" ya comienzan a salir de las cárceles sin mostrar arrepentimiento y sin haber pagado reparación alguna a las víctimas y a la nación, como el reciente caso de la terrorista Martha Huatay, alto mando de "sendero luminoso" y la responsable de atentados criminales como el de Tarata en el corazón de Miraflores, distrito de la ciudad de Lima. Y seguirán saliendo en estos meses más subversivos de la cárcel, y como la legislación al respecto no es muy clara, podrían insertarse en la actividad laboral, sobre todo educativa, lo cual sería muy peligroso, con "un sendero luminoso" desfasado y resentido que aprovecharía la ignorancia de cierto sector pobre del país para captar jóvenes que el gobierno irresponsablemente no atiende ni con trabajo, y lo que es peor aún, educación.
Urge pues, que el gobierno y el movimiento más representativo del congreso, y los demás democráticos, empiecen a trabajar en armonía y con respaldo del uno con el otro, en sus respectivos poderes, tomando decisiones que esperan los inversionistas, destrabando las grandes obras y sobretodo tomando en cuenta la licencia social, que tiene que traducirse en bienestar inmediato para las comunidades poseedoras de los recursos explotables.
Con la toma de estas medidas en plazo inmediato, será posible recuperar los índices macroeconómico, que llevaron a crecer al país en un promedio mayor del 6%, muy significativo para el crecimiento y desarrollo del país que viene manteniendo una política inflacionaria del orden del 3%, que lo hace viable.
Recordemos que el potencial de inversiones en el campo minero solo con los proyectos de Mina Justa y Michiquillay superan los $3,200 millones. En lo que respecta a proyectos de inversión de crudo, este arroja, una nada despreciable producción de 2,400 millones barriles de petróleo liviano, sumado al potencial de gas ya probado, que nos volvería exportadores, ya no solo de materia prima sino de energía muy atractivamente cotizada por países vecinos y de ultramar, que nos darían un buen margen económico para poner en marcha la políticas de estado necesaria para un franco y significativo desarrollo económico con cara al bicentenario.
Que "sendero luminoso", no transforme la derrota, gracias a nuestros militares policías y ciudadanía, en victoria política depende de nosotros.