HASTA SIEMPRE JOSÉ ALCÁNTARA

Siempre me llamó la atención de que como preferías la lupa, a tus propios anteojos, para leer los editoriales matutinos de los diferentes diarios, que desde muy temprano se apilaban en tu escritorio, exactamente frente al mío.

A la sazón de fiestas patrias y, en un desayuno-conferencia de la prensa internacional con el Presidente de la República, (julio 1992), en la oficina con Rodolfo te esperábamos, pues había que confirmar en prensa de Palacio de Gobierno nuestra participación, y la hora avanzaba, y el estrés, propio de nosotros los periodistas, comenzaba a elevarnos el cortisol, decidimos entonces, partir Rodo (como llamábamos al director), y yo. Tranquilizante fue el encontrarte ahí y deducir que ya habías realizado la acreditación de la revista ante seguridad del Estado, Rodo, te miró y le dijiste "bienvenido", con la sonrisa de lado que tenías y te caracterizaba mucho; era comprensible, los celulares no estaban tan a la mano como ahora; solo el director tenía uno, que era del tamaño de un ladrillo y lo usaba dentro del maletín.

Excelente gourmet, y sibarita de la cocina nacional y extranjera, producto en ti, de tus numerosos viajes, hechos con la marina del Perú, alrededor del mundo, nos reuníamos en la casa de Rodo, para su onomástico los 21 de octubre, y donde nuestras esposas también se conocieron y departieron en años venideros, ahí, dábamos rienda suelta, a tus dotes de contador de historias, y nosotros al interés de escuchar tus contenidos, que definías con tanta prolijidad, que hacías fácil a nuestra imaginación conseguir las escenas.

Cosas de la vida, mira tú Pepe, así como en aquella oportunidad, en Palacio de Gobierno, le diste la bienvenida a Rodo, ahora él, hará lo propio, para entrar al reino de los cielos ante nuestro creador.