Qué duda cabe, que la unión es necesaria para el desarrollo de los pueblos, y un ejemplo palmario es el país, del norte del continente, los Estados Unidos, cuyo nombre evoca la palabra.
Estrenando nuevo gobierno desde el 20 de enero, en la juramentación, el presidente electo, N° 46, Joseph Biden Jr., hizo alusión en su primer mensaje a la nación, a la unión de todos los ciudadanos, para juntos afrontar la difícil situación que demanda la pandemia del Covid-19, el déficit económico, la nueva política de inmigración y el cambio climático entre otros menores pero no menos importantes como el caso de Susan Bro en el Estado de Virginia, donde ella desde el 2017 demanda justicia por el asesinato de su hija a manos de las hordas supremacistas, así como, la relación con los demás países del continente entre ellos el Perú.
Al respecto, el Perú en breve, entrará a elecciones generales, incluidas las presidenciales; y el escenario no pasaría de ser uno más en el historial democrático de la república, si no fuera por los nefastos resultados de una equivocada gestión en la administración de la pandemia, que en nuestro caso se agudiza por la falta de decisión oportuna en la adquisición de la vacuna, que a su tiempo tendría que haber realizado, el ahora controvertido postulante al Congreso, Martín Vizcarra, luego de haber sido vacado de la presidencia y acusado ante la justicia peruana.
Haber sido aludidos entre los países que peor manejaron la crisis pandémica en la región, se reflejan en los índices económicos post cuarentena, que mandó el gobierno de Vizcarra y que, afectó al PBI (Producto Bruto Interno en cerca del 15% , así mismo el desempleo escaló sobrepasando el 100 % solo en el primer semestre del año pasado. En la actualidad el INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática), habla de la pérdida de un millón de empleos directos solo en la capital, que ostenta un tercio de la población del país.
Y es que el gobierno no debió mandar a cuarentena rígida, sino focalizada, y ya siendo deficiente la cantidad de pruebas de Covid-19 en el país, se preponderaron las rápidas sobre las moleculares. En el lado económico, la población no fue adecuadamente atendida, obligando a la gente que pertenece al sector informal (75%), a salir a las calles para buscar el sustento diario y, los pocos que cobraron asignaciones del Estado se aglomeraron en las agencias del Banco de la Nación, yendo directo a aumentar el contagio.
Por el lado de la salud el nivel primario no funcionó, la falta de oxígeno que se dio en la primera ola de Covid-19, sin adquirir conciencia alguna por parte del gobierno, se volvió a repetir en la segunda ola, totalizando, según el ministerio de salud al mes de enero del presente año, 40 mil víctimas.
El Gobierno al no centralizar las compras, éstas han dado resultados negativos en la adquisición de camas UCI, oxigeno, y en cuanto a las mascarillas y alcohol se han producido irregularidades en los gobiernos locales que lindan con la delincuencia, a través de la acaparación, malversación y apropiación de fondos para estos fines.
Respecto a la inflación, el INEI, señaló un índice de precios que se aproximó al 2% en alza, y en lo que toca a las finanzas, la colocación de bonos que ha emitido el país, no le favorecen a largo plazo por el riesgo económico que empieza a presentar debido al mal manejo de la situación pandémica.
El conjunto de errores se ve repetitivo, por la prolongación del estado de emergencia, porque en muchos casos permite adquisiciones sin licitación de por medio, y que empezó por 10 días el año pasado y que se ha visto prolongado hasta el día de hoy.
Hay opiniones en cuanto al actual presidente Francisco Sagasti, el cual es considerado como la prolongación del gobierno de Vizcarra de corte socialista-comunista, que conserva hasta ahora a funcionarios del gobierno de ex presidente Ollanta Humala y Vizcarra.
A Sagasti que viene del partido morado que apoyó a Vizcarra y, cuyo cabeza de lista para la presidencia es el candidato Julio Guzmán, (donde el mismo es el vicepresidente según la lista), le atribuyen la intención de quebrar el actual modelo económico contemplado en la constitución de 1993 y que nos hizo crecer por 2 décadas y que ellos tratan de llevar a un populismo con visos estatistas.
El enfrentamiento entre conservadores (derecha, donde algunos piden la excarcelación del ex presidente Alberto Fujimori.), y progresistas (izquierda, donde existen agrupaciones que piden la excarcelación del terrorista Abimael Guzmán), parece que detienen el avance del país, que tiene todos los elementos, tanto naturales como técnicos y profesionales para salir hacia el desarrollo.
Algunos pocos, que obviamente son la minoría, y que ponen al mismo nivel el gobierno de Fujimori y la subversión de Sendero Luminoso, piden la excarcelación de ambos para llegar a la paz completa del país y de ahí comenzar una nueva era.
Frente a la propuesta esgrimida, la mayoría ciudadana del país, rechaza tal postura y asevera que para que haya paz, primero tiene que haber justicia y que no hay que caer en ladinos sofismas, y que lo único que les importa es imponer su ideología, la cual ya fue experimentada en el tiempo del general Velazco y, que lo único que le trajo al país fue muerte y atraso.
Se vienen las elecciones este 11 de abril, año de nuestro bicentenario de vida republicana,
