Higüey auténtico: un viaje al alma de la República Dominicana

Descubrir la bella ciudad de Higüey fue una experiencia inolvidable. Ubicada en la provincia de La Altagracia, a tan solo dos horas y media de Punta Cana, Higüey es una de las ciudades más antiguas de la República Dominicana, fundada en 1502. Rodeada de un entorno tropical exuberante, la ciudad combina una riqueza natural, con playas y campos de caña dulce, mangos, cocos y el cacao más reconocido del mundo, junto a un profundo legado histórico y cultural.

Higüey es tierra de gente cálida, fértil y devota. Entre sus calles se respira tradición, fe y orgullo. Tuvimos la oportunidad de vivir de cerca la cotidianidad del pueblo dominicano al visitar su mercado local, donde los vendedores ofrecían con entusiasmo los frutos más frescos de la jornada. Entre colores vibrantes, hierbas aromáticas, salchichas colgadas, carnes y pescados, se desplegaba una auténtica muestra del sabor y la vida diaria de la región.

 

 

 

Santuario San Dionisio de Higüey

Uno de los momentos más conmovedores del recorrido fue la visita al Santuario San Dionisio, cuya historia se remonta a los años 1500. Este templo guarda el inicio de la tradición de peregrinación a Higüey, dedicada a Nuestra Señora de la Altagracia. La leyenda cuenta que la imagen de la Virgen apareció sobre un naranjo, hecho que despertó una devoción que perdura hasta hoy. Este fervor, heredado de los colonizadores españoles, ha hecho de Higüey un centro espiritual fundamental en el país.

Higüey no solo es un destino de fe, sino también un lugar donde la historia, la naturaleza y la autenticidad del pueblo dominicano se entrelazan para ofrecer una experiencia rica, cercana y profundamente humana.

 

 

 

Tour gastronómico

Durante nuestra visita a Higüey, conocimos la Casa de María Guayando, famosa por sus deliciosas empanadillas de yuca. Detrás de este apodo se encuentra Julia Donastorg, una mujer originaria del pueblo que, tras enviudar muy joven, sacó adelante a sus hijos vendiendo empanadas, leche y otros productos. Su receta de empanadillas de yuca conquistó a la comunidad y la hizo merecedora de múltiples reconocimientos locales. Incluso los Hermanos Rosario le dedicaron un merengue: María Guayando (“guayando” significa “rayando”).

 

 

Hoy, su hija Iberka Donastorg continúa con orgullo el legado familiar. Iberka nos mostró cómo preparan la yuca y nos ofreció una degustación de empanadillas en sabores como pollo, queso y espinaca, acompañadas de un buen café dominicano. Una experiencia auténtica y deliciosa que refleja la calidez y creatividad del pueblo higüeyano.

Almorzamos en el restaurante L’Monani donde se ofrece comida nacional e internacional preparados con productos naturales y orgánicos.  Tienen comida francesa y fusión. Pudimos degustar un pescado fresco el Butú proveniente de Boca de Yuma.  De gusto agradable, muy parecido al mero, el plato viene acompañado de unos deliciosos tostones y un surtido de legumbres del día. Además, los cocteles son excelentes, saboreé una rica piña colada.  El menú también incluye mofongos, paellas, risottos, pizzas, pastas, mariscos, carnes de res.  Es decir, hay para todos los gustos, se los recomiendo.

 

También tuvimos el placer de degustar postres tradicionales en la Dulcería de Altagracia, junto a la entrañable Glenis Soliman, una leyenda local de 84 años que aún disfruta preparando sus deliciosos dulces como dulces de leche, jalao, guayaba, polvorones con mucho esmero. Luego, visitamos la tienda artesanal “La Pinta”, donde se ofrecen productos lácteos y derivados como el dulce de leche, chicharrón de leche (queso frito), piña con crema de leche, yogurt de chinola y más delicias típicas. ¡Por suerte, nadie en el grupo era diabético, porque nos endulzamos de verdad!

 

 

 

 

Basílica Nuestra Señora de Altagracia

Cerramos con broche de oro con la visita basílica de los dominicanos que para mí fue una hermosa oportunidad. Para los creyentes como yo, fue una experiencia muy emocionante. Nos entregaron un rosario como recuerdo, con el que rezamos a la Virgen, le hicimos nuestras promesas y le pedimos nos conceda un milagro.

Ubicada en Higüey e inaugurada en 1971, la Basílica de La Altagracia es uno de los principales sitios religiosos de la República Dominicana, dedicada a la patrona del país. Fue diseñada por los arquitectos franceses André-Jacques Dunoyer de Segonzac, Pierre Dupré y Pierre Domino, en reemplazo de un antiguo santuario del siglo XVI.

Destaca por su imponente arco de bronce y oro, de 69 metros de altura, y por una valiosa pintura del siglo XVI de la Virgen María. Cada 21 de enero, miles de peregrinos acuden a rendirle homenaje. El papa Juan Pablo II bendijo la basílica y coronó la imagen de la Virgen en 1992.

 

 

 

 

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