El año 2011 fue un buen año para el Perú, pues no sólo mantuvo un ritmo de crecimiento del 7%, pese a la crisis mundial, sino a pesar de este logro, el Presidente Ollanta Humala, decidió seguir con el modelo neoliberal que nos ha regido durante las dos últimas décadas, lo que ha permitido consolidarnos como una de las economías más estable de Sudamérica. Sin embargo, pese a los avances significativos en materia económica, paralelamente han surgido protestas y conflictos sociales
Pero detrás de todos estos conflictos sociales, que en su mayoría reclaman una mejor repartición de los recursos públicos, existe un problema de gestión bastante grave, que impide una adecuada distribución del fisco-la misma que al no ser percibida por las comunidades, desencadena protestas como las de Bagua o de Conga.
Según el ranking de ejecuciones de inversiones del sector público en el 2011, elaborado por el congresista Juan Carlos Eguren, según cifras del MEF, el Estado gastó el 69% de los presupuestado para inversiones, y de esta manera se retornó al mismo rango (60%-69%) obtenido en el 2009 (62.1%). En dicho reporte, también se muestra el 30.4% (72,1 millones) de un presupuesto de S/. 380,2 millones que ejecutó el Gobierno Regional de Puno el año pasado (2011), pese a contar con un 56,6 de su población en estado de pobreza, de acuerdo a cifras del INEI.
Pero lo que es más vergonzoso aún, es el porcentaje ejecutado por el Ministerio del Interior. Pues ocupa el último lugar del ranking con una ejecución de inversión de 7.6% (S/. 24,1 millones de un presupuesto de S/. 318,9 millones para el año 2011) demostrando así la gran incapacidad de gasto que tienen los gestores de dicho sector.
Pues si se quiere lograr el rango meta de inflación planteado por el BCR, y si se pretende seguir creciendo a ritmos altos, como el 5.5% pronosticado por el Banco Central para el año 2012, es necesario gastar más en el sector público, especialmente en aquello lugares donde prima el desorden y la sensación de inconformidad de la población, que consecuentemente originan muertes y caos, cuando es totalmente innecesario terminar un año con cifras fatales.La solución dista mucho de conseguir una mayor recaudación fiscal; por el contrario, esta se acerca más si se mejora la gestión y, por ende, la ejecución del gasto público, lográndose así, que todo el tesoro público llegue a ser distribuido entre las comunidades que urgen de infraestructura que les permita la inserción al desarrollo y a la bonanza de la cual ahora goza nuestro país. Es así como conseguiremos el verdadero crecimiento con inclusión social del cual se habla tanto.