A horas de iniciarse el diálogo entre Martín Vizcarra y Pedro Olaechea, Presidentes de la República y del Congreso del Perú respectivamente, tanto políticos como la población en general afloran sus escepticismos. El correlato se sustenta en las recientes investigaciones, que hasta hoy vienen develando el Caso Lava-Jato, donde proyectos de infraestructura, muchos de ellos innecesarios sirvieron de argumento para estafar al país con coimas ofrecidas por los grupos Odebrecht, OAS y demás consorciadas y aceptadas como aporte de campaña en algunos casos, por las más altas autoridades del país.
Hasta el momento y según declaraciones de las empresas implicadas, Alejandro Toledo (presidente 2001-2006),con US$ 31 millones; Susana Villarán (alcaldesa de Lima 2011-2014), US$10 millones, Félix Moreno (gobernador del Callao reelecto para el periodo 2003-2006), US$4 millones, Nadine Heredia (esposa del presidente Ollanta Humala 2011-2016), US$ 3 millones y demás funcionarios de gobiernos como el APRA, y de la izquierda, permitieron a estas empresas extranjeras y nacionales expoliar al Perú en miles de millones de dólares, que en la actualidad se traducen en deficientes servicios de salud, educación y seguridad entre otros.
La población como era de esperarse, pidió en un principio que se vayan todos, pero a la luz de que el país debe recuperarse tanto política como económicamente, el porcentaje de los que quieren adelanto de elecciones para el 2020 y los que creen que es mejor terminar el periodo hasta el 2021 como manda la constitución, se encuentra prácticamente dividida al 50%.
Como es sabido, a la renuncia del presidente Pedro Pablo Kuczynski, lo sucedió en el cargo, el primer vicepresidente Martín Vizcarra, quien en un inicio encontró apoyo en la población enfrentando al congreso, principalmente a Fuerza Popular, cuya lideresa, hoy privada de su libertad, Keiko Fujimori, fue determinante para que Vizcarra se erija como presidente, ya que no tenía respaldo ni de su partido, que en cierta forma lo consideraba un traidor, pero que sin embargo la oposición lo considero necesario para la gobernación del país,
Es evidente que a un año y medio de haber tomado la presidencia del Perú, su administración ha sido nula por decir lo menos, ya que el país ha decrecido económicamente, debido a la paralización de importantes obras que significaban grandes inversiones, a la par que los conflictos sociales han ido en aumento; y, hoy es percibido por un significativo sector de la población, que su enfrentamiento con el congreso, es solo un pretexto para ocultar incapacidad para gobernar.
El sector que apoya a Martín Vizcarra, por su parte, aduce que es el Congreso que obstaculiza la labor presidencial, demorando adrede los proyectos enviados por el ejecutivo para la buena marcha del país.
Es hora, que sin dejar de lado las investigaciones sobre la corrupción surgida en los últimos gobiernos y, que vayan a parar a la cárcel y resarcen económicamente al país, el gobierno, en la figura del presidente se ponga a gobernar, destrabando las inversiones, tan necesarias para que las plazas de trabajo no se sigan perdiendo, al contrario que estas crezcan, ya que 300 mil jóvenes cada año demandan puestos de trabajo.
Por su lado el Congreso debe ser más expeditivo en evacuar las leyes que apoyen este propósito de empuje al crecimiento del país, que lo necesita hacer por encima del 4% y, que este año a duras penas llegaremos al 2,9%.
El mejoramiento en salud, seguridad y educación dependen también de la explotación racional de la minería y que hoy se encuentra prácticamente paralizada por culpa de oportunistas sediciosos disfrazados de políticos que desafortunadamente encuentran eco en algunos radicales del congreso.
Sabemos que es difícil reparar el daño causado al país a manos de los malos gobernantes; así como retomar el crecimiento que veníamos observando con orgullo en la región del continente, siendo los primeros con México, Chile y Colombia, pero enrumbarnos nuevamente en esa senda no es imposible, claro que ello demanda, creación y tolerancia en los esquemas presentados para este propósito, tanto de políticos y técnicos, que al margen de la camiseta partidaria, amen sobre todas las cosas al país.
Ad portas tenemos el debate de la nueva ley de hidrocarburos y de minería, que el Congreso tendrá que sacar adelante tomando en cuenta la rentabilidad de las empresas paralelamente con el mejor estándar de vida de la población de donde se explotan los recursos.
Los peruanos contamos con la buena fe del diálogo entre el ejecutivo y el legislativo, aprovechemos los recursos con los que cuenta el país, que prácticamente lo hace único en el mundo y por ende muy competitivo. Estamos a tiempo. A trabajar todos juntos, gobierno, pueblo y empresa y llegar al 2021 en las mejores condiciones. Lo tenemos todo, solo falta la decisión política para hacer crecer el país en bienestar de todos los peruanos.