El desconcierto político después del cierre del Congreso de la República puede bien, establecer el ánimo de la población para elegir el nuevo parlamento el 26 de enero del próximo año.
Serán 130 los nuevos representantes de este poder, que no lo serán tal, ya que más de un 10% de ellos volverán a postular en vista de que la ley los determina habilitados.
En los peruanos se divide la opinión; en cuanto unos se pronuncian en contra, ya que su presencia seguirá con el obstruccionismo a la cual hizo alusión el presidente Vizcarra para disolverlo, y para otro sector de la población, es necesaria su elección por el expertise que ellos presentan en el manejo de este importante poder del Estado.
La verdad es que desde que se cerró el Congreso de la República (30 noviembre), la aceptación del presidente Martín Vizcarra ha descendido preocupantemente, no solamente para él, porque ya se le vienen presentado cargos para futuras acusaciones de nivel penal, sino para la ciudadanía peruana, que comienza a comprobar, que el tal obstruccionismo de la que hablaba el mandatario era solo un pretexto para actuar sin fiscalización en los ya cuestionados decretos de urgencia.
En la proyección económica para el 2020, el cierre del año con un crecimiento del 2.2%, la más baja en 10 años, no es para nada alentador, ya que al inicio del gobierno de Kuczynski se habla de un 4,5%, el necesario mínimo para crear condiciones favorables en la creación de puestos de trabajo formales y dar justas condiciones de vida a la mayoritaria clase media, que demanda una mejor seguridad, salud y educación primordialmente, entre otros de menor nivel de urgencia.
Hoy, luego del análisis del presente año que ya finaliza, y que lo caracterizó el destape de la corrupción bautizado como el caso "lava jato", y que le hizo perder al país no menos de US$ 13,000 mlls. en obras sobrevaluadas y otras innecesarias, en contraposición de su envergadura de macro infraestructura frente a la real demanda, las econometrías realizadas, no van más allá de un 3.3% para el 2020
Para nadie es desconocida las convulsiones sociales ocurridas recientemente en países vecinos del continente americano, incluyendo la guerra comercial entre EE.UU. y China.
Hay un refrán que reza: "en el mundo de los ciegos el tuerto es rey", y es el caso de Perú, país donde en economía y la política, las cosas han resultado mejor que en la mayoría de países significativos de la región, como Chile, Colombia, Ecuador, Bolivia, Argentina, incluyendo el mismo México entre otros.
Por ello, algunos economistas y políticos conspicuos del país, aseguran que cumpliendo con determinadas recomendaciones el Perú puede alcanzar un crecimiento incluso mayor del 5%. Para estas metas se hace necesario incidir en el aumento de la productividad y la competitividad para un crecimiento sostenido, donde es requisito sine qua non (condición sin la cual no), la demanda interna en bienes, servicios y sobretodo inversión.
También urge, concluir las reformas pendientes para finiquitar el burocratismo y los engorrosos trámites, que torpemente van más allá de los necesarios, para la formalización y expedición documentaria de las empresas y ciudadanía respectivamente.
Trabajar esta etapa es condicionante para erradicar la informalidad (70%), y así ofrecer puestos de trabajo con los beneficios sociales que demanda la ley, y a la vez al Estado recaudar más y mejor.
Perú tiene verdaderas riquezas en pesquería, minería y agroindustria entre otras potencialidades como el turismo y la exportación de energía, pero bajo esquemas que determinen una justa repartición de riqueza en la población, y no como hasta hace poco con contratos lesivos a los intereses del país.
El nuevo Congreso que será elegido en el primer mes del 2020 debe priorizar leyes en lo económico que incentiven la inversión dentro de un marco de bienestar social, para lo cual se hace imprescindible un clima de confianza donde se garantice la seguridad jurídica que es la que permite la toma de decisiones.
Con el optimismo que caracteriza a los empresarios y ciudadanos del Perú, hacemos votos para la pacificación social en el continente y exhortamos a los mandatarios de nuestro continente americano a gobernar en pro del bienestar de sus pobladores, así mismo a los jueces y fiscales a impartir justicia según manda la constitución.
Finalmente, saludamos el pronto acuerdo que se dará entre China y los Estados Unidos anunciado por el presidente Donald Trump, ya que ello repercutirá con positivismos en los objetivos de nuestros países.